domingo, 6 de noviembre de 2016

Uranio empobrecido

LAS NUEVAS ARMAS DE GUERRA DEL SIGLO XXI

Uranio empobrecido, más que
un arma convencional

El uranio empobrecido es el subproducto resultante del proceso de enriquecimiento del uranio natural para su uso en la fabricación de armas atómicas o como combustible en los reactores nucleares. El uranio natural es un metal levemente radiactivo abundante en muchas rocas y suelos, así como en los ríos y en el agua del mar. Está compuesto fundamentalmente por dos isótopos o formas de uranio, el Uranio-235 (U235) y el Uranio-238 (U238), mezclados en una proporción del 0,7 y 99,3 por ciento respectivamente.

Los reactores nucleares requieren Uranio-235 para producir energía, por lo que el uranio natural tiene que ser refinado -o enriquecido- para obtener el isótopo U235 a partir de su segregación del isótopo U238. Al uranio residual generado por el proceso de enriquecimiento, U238, se le denomina uranio empobrecido, que es un 40 por ciento menos radiactivo que el uranio en su estado natural. El U238 tiene una vida media de 4.500 millones de años, lo que le otorga una gran longevidad al ser muy lenta su tasa de descomposición.


Variedad de municiones de uranio empobrecido disponibles actualmente en el mercado internacional
El uranio empobrecido se transforma químicamente en metal, permitiendo así su empleo como materia prima a los fabricantes de munición. Las propiedades físicas de este material transuránido -principalmente su alta densidad y carácter incendiario- lo hacen muy adecuado para su empleo en la fabricación de municiones antitanque, concretamente de los proyectiles penetradores de blindaje de energía cinética.

EL USO MILITAR

El uranio empobrecido se usa, en principio, sólo como penetrador, es decir, es un material inerte y no una cabeza de guerra de alto explosivo. Este tipo de munición no explota, sino que aprovecha la densidad y velocidad del proyectil -de 1.800 m/s- para hacerlo penetrar en el blanco mediante la aplicación concentrada de su energía cinética sobre un área extremadamente pequeña de la superficie del blindaje. Una vez en el interior del tanque, las finas partículas de uranio producidas por el impacto del proyectil -altamente inflamables al contacto con el aire- podrían ocasionar la ignición de los materiales combustibles de la cámara de la tripulación e incluso la detonación de la munición que en ésta lleva almacenada el carro.

En su aplicación a los proyectiles perforantes de blindaje, el uranio empobrecido ha demostrado una gran ventaja cualitativa sobre otros materiales pesados destinados al mismo propósito, permitiendo a los carros de combate dotados con este tipo de munición destruir blancos acorazados a distancias considerablemente mayores. Asimismo, la densidad y resistencia del uranio empobrecido también lo hacen ideal para su utilización en el desarrollo de nuevos blindajes para los medios acorazados.


Efecto producido por el impacto de un proyectil perforante de 30mm, con núcleo de uranio empobrecido, en una plancha de blindaje de una pulgada de grosor
LOS RIESGOS DE SU USO

El uranio empobrecido es un isótopo radiactivo del uranio, aunque su radiactividad se reduce al 60 por ciento respecto a la forma natural de este mineral. El Uranio 238 o uranio empobrecido es fundamentalmente un emisor de partículas alfa, que no tienen la suficiente energía para atravesar la piel y, por tanto, no suponen una seria amenaza para la salud. Internamente, en cambio, las partículas alfa pueden resultar perjudiciales si son inhaladas o ingeridas en cantidades suficientes.

Cuando un proyectil de uranio empobrecido impacta sobre un objetivo se fragmenta y arde, contribuyendo con ello a que los residuos de óxido de uranio, resultado de la detonación y presentes en el ambiente en forma de polvo, se evaporen. Entre un 46 y un 96 por ciento de estos residuos adquirirán la forma de aerosol. Alrededor del 70 por ciento de ese óxido de uranio en suspensión en el aire estará presente en forma de finas partículas fácilmente inhalables e ingeribles. Especialmente peligrosas resultan aquellas que por su reducido diámetro penetran en los tejidos -sobre todo en el pulmonar- y quedan allí alojadas durante años, pudiendo moverse lentamente durante este tiempo afectando a otros órganos sensibles, como los riñones.

Finalmente, la inhalación de óxido de uranio no se reduce únicamente a las partículas producidas por la detonación de un proyectil sobre el blanco, ya que cuando se dispara, la munición de uranio empobrecido libera gases residuales contaminantes en la cámara de la tripulación del carro, afectando estos a sus tripulantes, particularmente al artillero.
El uranio empobrecido supone por todo ello un peligro tanto para los combatientes como para los no combatientes, militares o civiles, amigos o enemigos.


Tres tipos de proyectiles compuestos con uranio empobrecido
CONSECUENCIAS EN LA NATURALEZA

El uranio empobrecido resulta tóxico cuando se asocia con Tungsteno, el material que constituye la materia prima con la que se fabrica el penetrador cuya punta se endurece con uranio para dotarlo de mayor capacidad de perforación. El Tungsteno es un material ideal para este propósito, pues mantiene su integridad a temperaturas extremas, como las producidas por el impacto del proyectil, permitiendo al penetrador golpear con toda su fuerza para atravesar limpiamente el blindaje del carro designado como objetivo.

Las investigaciones del Departamento de Defensa de EE.UU. muestran que, en ciertos entornos de combate, el uranio empobrecido puede penetrar en el cuerpo por inhalación, ingestión o infección -a través de heridas- en forma de pequeñas partículas residuales de óxido de uranio presentes en el ambiente como resultado de los impactos y el fuego. Los riñones son particularmente sensibles al daño producido por altas dosis de uranio, cuyos efectos tóxicos sobre aquellos se asemejan a los causados por otros metales pesados. Es precisamente como consecuencia de tal debilidad por lo que los expertos han determinado que el riñón es el órgano para el que cabe esperar los efectos más dramáticos por la exposición al uranio.

Cuando un proyectil de uranio empobrecido no logra dar en el blanco se precipita al suelo a alta velocidad y normalmente queda enterrado, exponiendo el material directamente al entorno natural, por lo que plantas, animales y cursos de agua quedarán expuestos a las partículas de óxido de uranio liberadas por la degradación del proyectil. Peores aún son los efectos del óxido de uranio residual presente como resultado de los impactos certeros. Una gran parte de las partículas inhalables liberadas al ambiente por las detonaciones permanecerán suspendidas en el aire durante horas tras los ataques.


Tres proyectiles de cañón de carro de 120mm pertenecientes al armamento de la OTAN
Además, con el tiempo, la emisión a la atmósfera de partículas residuales resulta periódica a consecuencia del viento y el tránsito de vehículos -especialmente de los helicópteros- por las zonas contaminadas. Un ejemplo muy ilustrativo a este respecto es la detección de óxido de uranio en el aire de Kuwait City en 1993, casi dos años después de la guerra.

SU FUTURO

Los proyectiles de uranio empobrecido fueron empleados por vez primera en combate por las fuerzas estadounidenses y británicas en la guerra del Golfo de 1991. Desde entonces, el uso continuado y la rápida proliferación de este tipo de munición han contribuido a erigirla en una herramienta indispensable de la guerra moderna, lo que asegurará virtualmente su empleo en los conflictos que se desarrollen a lo largo de este nuevo siglo.

El uso de este arma de guerra ya no es ningún secreto. Por el contrario, sí lo es la cantidad utilizada de esta munición. Esto impide conocer la magnitud de la amenaza a la que nos enfrentamos, ya que una vez liberado en el aire el uranio empobrecido no puede ser controlado, ni su consecuente propagación predecida, hasta el punto de que permanecerá suspendido en el ambiente suponiendo una amenaza muy real en los años venideros.